La fotografía forma parte de la vida cotidiana. Es algo muy común en la sociedad actual. La imagen es fácilmente comprensible y además accesible a casi todo el mundo. Su particularidad es su consumo masivo, rápido, sin apenas tiempo de reflexión ni de razonamiento. La objetividad de la imagen no es más que una ilusión. El aspecto más importante en la obra de Martín Barzilai es quizá su propio conocimiento de los límites de la imagen fotográfica. Barzilai no pretende coleccionar imágenes del mundo, el registro indiscriminado no le interesa, su pasión es informar, diagnosticar, desmenuzar un tema, una problemática. Es consciente de que la fotografía es un fenómeno de capital importancia, que cambia la visión de las masas. Barzilai desconfía de las masas, y también de la imagen, convertida ya en algo demasiado global, demasiado abstracto. Es por ello que las acompaña de la palabra. Todas sus series siguen el mismo proceso, aparecen en primer lugar investigadas, luego escuchadas y finalmente formuladas y narradas de acuerdo con los intereses de su conciencia, de los protagonistas de esas historias y jamás con los intereses de quienes son los propietarios de la prensa, de la industria, del gobierno, del mercado. No en vano es fotógrafo independiente, forma parte de la cooperativa fotográfica Picturetank.
A partir de esta importante premisa, Barzilai impone su pericia fotográfica; su particular control de la escena, donde cada imagen posee su propio significado, imágenes contrapuestas (de mundos distintos) que crean conjuntamente nuevos significados, utilización del símbolo a veces onírico, otras mordaz, etc. También llama la atención su elección en los puntos de vista, el contrapicado para la visión de las grande urbes y el picado para escenas de calle donde los personajes y los acontecimientos parecen transcurrir con más humanidad. Sus personajes tienen nombres y apellidos, lo cual denota evidentemente un acercamiento relajado, transparente y consecuentemente, una mirada honesta, cargada de intensa expresión, como por ejemplo, en los retratos del hotel Bauen.
El mundo que se refleja en la obra de Barzilai muestra las cosas desde otras perspectivas; surge de lo que a mi entender es un submundo cargado de imágenes, de marginalidad, de nocturnidad, de movimiento, de prohibiciones (literales y metafóricas) como si nos quisiera explicar que siempre todo imagen tiene más de una posible interpretación. Y es que en efecto, la fotografía puede ser interpretada con demasiada frecuencia, puede ser manipulada fácilmente, de ahí que la fotografía de Martín Barzilai sea una fotografía social, y por tanto, política. Y no tan sólo cuando la ejerce, también cuando observa al mundo tomándose una cerveza o discutiendo con cualquier habitual, Martín presenta los mismos rasgos de consecuencia, de claridad.
4 commentaires:
Oh l'autre !
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